martes, 15 de mayo de 2007

EFECTOS DE LOS INCENDIOS FORESTALES (II)

EFECTOS SOBRE LA VEGETACIÓN

Los efectos inmediatos del fuego sobre la vegetación son la pérdida de biomasa debida a su combustión total o parcial, así como la muerte de los individuos. Estos efectos dependen de los siguientes factores:

- Tipo de fuego.
- Frecuencia o intensidad con la que ocurren los incendios.
- Época del año en la que ocurre el incendio (la recuperación de las plantas es mejor si el incendio se produce en primavera que si lo hace en la época estival)
- Tipo de vegetación.

La combustión de la biomasa está determinada por:

- Temperatura que se alcance durante el incendio en las zonas que puedan afectar a la vegetación.
- Tiempo que dura esa temperatura.
- Oxigenación del fuego, la cual a su vez estará condicionada por la caracterización estructural de las plantas y las turbulencias del viento durante el incendio.

Por su parte, la mortalidad de los individuos se produce principalmente por la destrucción de los tejidos meristemáticos del vegetal. Dicho proceso destructivo vendrá determinado por la intensidad y duración del fuego. Para que se produzca la destrucción de los tejidos meristemáticos es necesario que se alcance la denominada “temperatura letal”. La temperatura letal es la temperatura que si se alcanza en el interior de las células vivas de los tejidos esenciales de la planta provoca su muerte instantánea.

La resistencia de la planta depende del diámetro del tronco y el espesor de la corteza. Estos dos parámetros aumentan con la edad del árbol, por lo que los individuos jóvenes presentan una menor resistencia que los adultos.

En líneas generales, los principales efectos negativos de un incendio sobre la vegetación son:

- Pérdida de nutrientes en el suelo.
- Modificación de los horizontes orgánicos.
- Mortalidad de las plantas por destrucción de los tejidos meristemáticos y por falta de humedad en el suelo después del incendio.

No obstante no todas las especies vegetales se comportan de igual forma ante un incendio:

Pinos: Son muy inflamables pero a la vez, son los más resistentes.Un pino adulto presenta mucha resistencia a los efectos inmediatos del fuego pero presenta un mayor riesgo de sufrir incendios debido a la gran inflamabilidad de sus hojas aciculares y a la alta producción de restos combustibles e inflamabilidad de la resina.

Pinus halepensis y Pinus pinaster son los más adaptados al fuego.

Eucaliptos: Son muy resistentes al fuego debido a su gruesa corteza además tienen una gran capacidad de rebrote, sin embargo presentan una elevada problemática debido a la modificación del extracto herbáceo y a la gran cantidad de restos que generan.

Castaños: Son muy poco resistentes ya que presentan unas hojas muy vulnerables y una corteza poco espesa. Además son muy susceptibles al ataque de los insectos tras ser afectados por el fuego.

Robles: Resisten bien los incendios ya que están adaptados a ellos, tienen una gran capacidad de rebrote.

Alcornoques: Su gruesa corteza les otorga una gran resistencia frente al fuego, pero si el incendio ocurre tras la saca del corcho, el árbol muere inevitablemente, ya que no tiene protección.

Hayas: Son muy poco resistentes al fuego debido a que presentan una corteza muy fina, hojas vulnerables y poca capacidad de germinación.

Mecanismos de regeneración vegetal

A parte de los mecanismos de resistencia que pueden presentar las plantas frente al fuego, también podemos encontrar mecanismos de regeneración que permiten la recuperación del estrato vegetal después de un incendio. Destacan:

Capacidad de rebrote:

El mecanismo más extendido, consiste en una regeneración de tejidos vegetales a partir de las yemas o de las raíces.

-Rebrote epicórmico: rebrote de las yemas situadas en el tronco o las ramas de los árboles. Por ejemplo, ocurre en Quercus suber y Pinus canariensis.
-Rebrote de cepa o lignotubérculo: a partir de un órgano especializado distinto del tronco o la raíz, situado entre ambos. Lo presentan Erica australis y Arbutus unedo.
-Rebrote de cuello: gracias a yemas situadas en el cuello de la raíz, aunque sin estar enterradas. Aparece en Cytisus scoparius y Quercus pyrenaica.
-Rebrote por chupones: a partir de raíces secundarias horizontales, desde yemas enterradas en el suelo. Como ocurre en Quercus coccifera o en Pteridium aquilinum.

La efectividad de estos mecanismos se ve condicionada por la edad y tamaño de la vegetación y por la intensidad y características del incendio, así como por las condiciones ambientales reinantes después de este.

Capacidad de germinación:

El fuego puede tener efectos beneficiosos o perjudiciales sobre la germinación de las semillas.

Por un lado favorece la ruptura de la cubierta externa de las semillas de “testa dura”. Además elimina a muchas especies competidoras. De esto modo ciertas especies están adaptadas en cierta medida al fuego, favoreciendo su germinación las temperaturas moderadamente altas generadas en el interior del suelo como consecuencia de un incendio.

Por otro lado, características del incendio como intensidad, época en la que se produce, etc., pueden ser causantes de la destrucción de los bancos de semillas.
Estos bancos pueden ser aéreos o edáficos, pudiendo estos últimos clasificarse como permanentes o como transitorios.

En muchos casos las semillas requerirán la existencia de agua en el medio para que se vea favorecida su germinación tras el incendio.

Capacidad de floración y fructificación:

La liberación de etileno al quemarse la madera, favorece los procesos de floración, sobre todo en monocotiledóneas. Un ejemplo es la especie Asphodelus albus.